jueves, 14 de junio de 2012

Antigua Casa en Montevideo

Un hombre fallece en su hogar, una gran casona, y pide como último deseo que el lugar se use para dar cobijo a los niños sin hogar, como una suerte de internado gratuito.
Algunos parientes, sin embargo, ignoran el pedido, mudándose a la casa.
Al tiempo descubren que es imposible dormir. Puertas que se abren y golpean, cadenas, pajillas que se rompen, roces en la oscuridad y otros ruidos inexplicables que inquietan a la familia. Cansados, los primeros habitantes deciden abandonar la casa y acatar las últimas ordenes de su pariente.
Cuando se hacen todos los arreglos y los niños se mudan allí, los ruidos cesan por completo y nada vuelve a turbar la paz del hogar.

Maite Catapano

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